martes, 14 de julio de 2009

Operacion Rosario





La Operación Rosario (fue como se denominó más tarde a la Operación Azul) fue la primera de las operaciones tácticas programadas por las Fuerzas Armadas de Argentina durante el Proceso de Reorganización Nacional como parte de la Guerra de las Malvinas, su objetivo era la toma la capital de las islas Malvinas, Puerto Argentino.

El 26 de marzo de 1982 la Junta militar ordenó la puesta en marcha del operativo, fijando como fecha de ejecución el 1 de abril. Los efectivos que tendrían a su cargo la ejecución de este plan eran la Flota de Mar, Aviación Naval, el 5° Batallón de Infantería de Marina, Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino y aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, bajo el mando del general Carlos Büsser.

Stanley, rebautizado tras la ocupación Puerto Argentino, estaba defendido por un destacamento de unos setenta infantes de marina; la toma se llevó a cabo rápida y efectivamente, aunque uno de los oficiales que lideraban las tropas, el capitán de corbeta Pedro Edgardo Giachino, fue la primera baja del enfrentamiento. La intención de la Junta militar era establecer la comunicación aérea y marítima entre Puerto Argentino y el continente, para facilitar el envío de tropas y disuadir al Reino Unido de ulteriores acciones. El gobernador colonial de las islas, Rex Hunt, y los prisioneros militares fueron inmediatamente repatriados al Reino Unido por vía aérea.

Paralelamente, otras fuerzas llevaban a cabo la llamada Operación Georgias, destinada a la recuperación de los puertos Grytviken y Leith, en las islas Georgias del Sur. Como respuesta, el gobierno británico lanzó la Operación Corporate, comandada conjuntamente por el almirante John Woodward y el general Jeremy Moore.

La Operación Rosario fue el primero de muchos errores de las Fuerzas Argentinas en la guerra por las Islas Malvinas, ya que de haberse llevado a cabo a fines de 1982, fecha para la que originalmente estaba previsto, hubiera encontrado una Flota Británica incapaz de hacer frente al ataque, ya que hacia fines del año 1981 el gobierno de aquel país había anunciado el retiro de los dos portaaviones que hasta ese momento tenía en actividad.

El 28 de marzo de 1982, a las 10:57 hs, el destructor ARA Santísima Trinidad (D-2) zarpó como buque insignia del comandante de la Fuerza de Tareas 40, embarcando a su comandante y al comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, general de división Osvaldo García.

Al día siguiente, la FT.40 inició el desplazamiento hacia su objetivo, navegando a 14 nudos, en formación circular, protegiendo a la nave más valiosa del conjunto, el buque de desembarco de tanques ARA Cabo de San Antonio (Q-42), que llevaba las tropas y medios para el desembarco.

Mar afuera, se les unió el rompehielos ARA Almirante Irizar, y comenzó la distribución de los planes y la cartografía necesarios por medio de helicópteros, mientras la FT.40 se destacaba en una posición al norte de las islas.

El viento se incrementó y afirmó del sudoeste con intensidad de temporal, por lo que la FT.40 debió bajar su velocidad hasta tener un avance efectivo de 6 nudos. El ARA Santísima Trinidad, debido a los golpes de mar, perdió parte de la carga de nafta que la Agrupación de Comandos Anfibios llevaba en tanques sobre su cubierta. Las pésimas condiciones del tiempo produjeron un sensible atraso en derrota de la Fuerza Anfibia, lo que provocó que se cambiase el Día "D" para el 2 de abril.

Con un viento que llegaba a los 45 nudos del sur sudoeste, mediante el uso de helicópteros desde el ARA Almirante Irizar se repusieron los tambores de combustible perdidos en el D-2, y aviones Grumman S-2 Tracker del portaaviones ARA Veinticinco de Mayo (V-2) cumplían vuelos de exploración.

El 30 de marzo, cuando se hizo obvio que la invasión era inminente, el Gobierno británico ordenó que el destructor HMS Antrim, seguido de otros dos buques de superficie y tres submarinos nucleares, que se dirigieran a las islas Georgias del Sur para apoyar al HMS Endurance. El resto de las unidades de la marina británica se puso en alerta de cuatro horas.

El 31 de marzo el Comandante de la FT.40 dispuso una reunión en su buque insignia para analizar la situación en función de las últimas informaciones recibidas, teniendo en cuenta que, dado que el gobernador de Malvinas impartía por radiodifusión, a su población, instrucciones, disponiendo una serie de medidas de prevención y defensa, se había perdido el factor sorpresa. Se explicó que el Aeropuerto de Puerto Stanley se encontraba defendido con emplazamiento de ametralladoras, imposibilitando el descenso sorpresivo de aeronaves e imponiendo la necesidad de capturarlo y apresarlo. A las 18:00 hs, se comunicó al personal a bordo del ARA Cabo de San Antonio la misión que debían cumplir y los riesgos de la misma.

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